La oposición en Corea del Sur intensifica sus esfuerzos para destituir al presidente Yoon Suk-yeol tras la fallida declaración de ley marcial, generando una ola de protestas, huelgas y críticas incluso desde su propio partido.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, enfrenta una de las mayores crisis de su mandato tras la controversia por la imposición de la ley marcial, que fue revocada en tiempo récord por el Parlamento. La oposición, liderada por el Partido Demócrata (PD), presentó este miércoles una moción de destitución que podría apartarlo de sus funciones y abrir un juicio constitucional para decidir su futuro político.
La medida de Yoon, anunciada en la madrugada del miércoles, buscaba supuestamente proteger el “orden constitucional” de presuntas actividades “antiestatales”. Sin embargo, la decisión fue condenada por la oposición y miembros de su propio Partido del Poder Popular (PPP), que la calificaron de inconstitucional y precipitada.
En una respuesta inmediata, 192 diputados de seis partidos opositores registraron la moción de destitución y adelantaron que la votación tendrá lugar antes del fin de semana. La propuesta requiere 200 votos para ser aprobada, una cifra que parece alcanzable dada la creciente disidencia dentro del propio oficialismo.
Las calles también se han convertido en un campo de presión contra el mandatario. Miles de manifestantes se congregaron frente a la Asamblea Nacional exigiendo su renuncia, mientras que la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU) anunció una huelga indefinida hasta que Yoon dimita. “Lideraremos la lucha por la renuncia inmediata del presidente”, aseguró un portavoz sindical.
Si la moción es aprobada, Yoon sería suspendido temporalmente mientras el Tribunal Constitucional decide si procede su destitución definitiva en un plazo de hasta 180 días.